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29 de noviembre de 2022Una nueva manera de ver la actualidad, por Vicent Ribas, director de Noudiari
29 de noviembre de 2022EL tiempo es eso que te pasa mientras estás ocupado haciendo cosas. Lo decía John Lennon en una canción dando a entender que su transcurrir era imperceptible si te ponías a observarlo. Cronos es un astuto prestidigitador que se burla de ti en tus propias narices, sin que le puedas ver nunca la carta marcada. Cuando quieres caer en la cuenta de por dónde y cómo pasó, ya está a tus espaldas y huye con el amigo Eolo. Qué útil es la mitología para explicar lo inexplicable con parámetros humanos. Y si el paso del tiempo está asociado a dos factores tan fugaces como son el periodismo y el mundo digital, la percepción tiene algo de ilusión evanescente. Me ves y no me ves, por intangible y efímero.
Pero como el tiempo pasa y se mide, podemos constatar su recorrido. Y celebrarlo, porque su devenir es lo que marca el paso ante nuestros ojos. En fin, y conceptos más bien filosóficos al margen, lo que intento decir con semejante preámbulo tan poco periodístico es que me alegro mucho de que Nou Diari cumpla diez años y haya crecido tanto y tan bien en su pretensión inicial y su objetivo como nuevo medio digital de Eivissa y Formentera: hacerse eco al momento de las noticias que suceden en nuestro territorio insular, poniéndolas al fácil acceso global de un clip y ahorrándose el papel para imprimirlas. Una razón ecológica que incide en la responsabilidad ante el frágil medio ambiente que manifiesta el estupendo equipo humano de esta empresa.
Como el tiempo pasa y se mide, podemos constatar su recorrido. Y celebrarlo, porque su devenir es lo que marca el paso ante nuestros ojos
Y una consideración personal: Cuando nació Nou Diari uno daba sus últimos pasos profesionales en mi singular y algo errática carrera periodística. Vamos que me acababa de jubilar, lo que me supuso un notable alivio. Al fin (pensaba uno con cierta ingenuidad) podía dedicarme a lo que me apetecía sin estar sujeto a las órdenes y caprichos de mi redactor jefe. Es decir, sobre todo a perder el tiempo, que siempre me ha parecido la mejor forma de ganarlo en lo que más importa: sentir en tu mundo interior la conciencia y la huella de aquello que te motiva, te agrada o despierta tu curiosidad, ese gran motor de la vida más y mejor vivida. Y como uno, antes que periodista es poeta, mi curiosidad principal se orientaba más bien hacía mi propio huerto, más o menos florido. Es decir, leer y escribir. Pero...
Sí, pero la contaminación de mis años mediáticos había obrado su efecto en mi estructura mental y anímica; lo que me había dejado una huella incómoda de rebeldía travestida en pereza que frenaba mis ganas teóricas. Es decir, que me costaba lo mío mantener un mínimo de disciplina, la justa al menos para lograr algún fruto mental de mi postergado afán literario. Por tal motivo accedí gustoso a colaborar con Nou Diari con algún artículo y alguna noticia de paso para atarme, leve, al compromiso de seguir jugando con el lenguaje, la materia prima de mis desvelos. Además, me animaba a ello la relación amistosa y como de hermano mayor que tenía (y tengo) con la buena gente que mueve estos hilos digitales.
En fin, que lo intenté, y con la mejor de las intenciones. Aunque, ay, al tener ya un respaldo económico de pensionista (más bien discreto, pero suficiente para mis dispendios moderados), iba notando que el tirón inicial perdía fuelle; por lo que opté por dejarlo. Al menos en compromiso regular; dejando abierta la posible colaboración a algún pretexto motivador puntual. Como este de celebrar su primera década de vida. Lo que hago encantado, por amistad, cariño y deseo de que siga su ilusionante trayectoria. En y con la libertad y el rigor necesarios para servir a las necesidades informativas y de opinión crítica que una sociedad madura y con criterio, como la pitiusa, pide y merece con creces.
Brindo por ellos, queridas amigas y amigos. Per molts anys. I enhorabona